Punto de com a

viernes, enero 24, 2003

Metamorfosis del recuerdo

Se presenta aterradora la idea de que no quedará constancia de nada. Hoy deja de existir para ceder su lugar, el mismito lugar al mañana. Los medios impresos, dicen, tenderán a desaparecer y algún día no muy lejano, dicen también, desaparecerán del todo. Nada ni nadie podrá comprobarnos que no padecemos alguna enfermedad mental cuando en un nuevo día entremos a una página para recordar o buscar algún recuerdo y ese recuerdo haya cambiado. Lo podemos comprobar en esta simple y sencilla página: todo lo que ves puedo yo manipularlo a mi antojo cuando me dé la gana y todo, todo parecerá tan normal que ni en cuenta. Cual paranoia orwelliana ni qué ocho cuartos con cámaras, lugar común y de mega hueva que se ha puesto tan de moda ahora que un programa famoso hace más multimillonarios a algunos pocos millonarios y multimillonarios. Joder. Aconsejaba Joan Brossa que, para ser feliz había que caminar y olvidar. Hagámosle caso y olvidemos que existe un programa que se llama Big Brother y que la realidad se puede manipular al antojo de algunos que pueden, olvidémoslo todo, olvidemos nuestro nombre y caminemos observando como cambia el paisaje que, si todos olvidamos todo, no será manipulado por nadie mas que si acaso por aquel demiurgo que, al poner orden al caos nos juega una mala broma.

El apego es como el hijo del control y nuestra sociedad contemporánea es una perfecta fábrica de control freaks, lo curioso es que los mismos procesos que mantienen viva y sana a la sociedad de consumo nos orillan a desechar productos, ideas, posturas, modas e incluso paradigmas -más holísta el pedo- a unas velocidades impresionantes y propias del remolino de este caño que cada vez se acerca más al vórtice y, por lo mismo, cada vez gira más rápido.

Pues nada, aquí publicando pendejadas en este espacio que ni existe y que nadie verá. Despues de todo la vida sólo es vida, no más; y la red no es más que una enorme central en la que una enorme cantidad de detritos de esa vida confluyen en su camino al caño del cosmos.

Pa que digas lo que se te hinche un huevo, y qué pedo.