El polvo, en el tiempo, nos salva de la pólvora

Y bien, curiosa la recaida que anuncio en el único post que hice en 2004. Por supuesto el año no fue nada prolífico en lo que a posts se refiere. Otros frutos habrá arrojado, en el tiempo lo sabremos.

El tiempo, esa curiosa sensación que desgarra, mutila y borra poco a poco hasta convertirnos en polvo.

Todos somos potenciales polvos.

El polvo, esa curiosa sustancia en la que todo se convierte, y no la palabra que los españoles usan para nombrar al acto sexual. Me pregunto si existirá alguna relación entre ambas acepciones de "polvo".

Después de lo inmediato anterior, decir que todos somos potenciales polvos suena mejor, suena orgiástico, suena flipador, tío. Suena como un paraíso parecido a la utopía pero en el que sí tenemos clara conciencia de la naturaleza humana. Freud alguna verdad habrá encontrado en la preponderancia que otorga al papel del sexo en la vida de los humanos.

Hoy el 2005 sigue marcando el rítmo. Entre años nuevos occidentales y ahora año del gallo chino, la China regresa en estruendosa fiesta, anunciando una posible nueva era de un posible nuevo imperio. Utilizando las reglas de la economía global juega sus cartas con astucia y a las costillas de los millones y millones de chinos, que escalan sobre los montículos de más millones y más millones de chinos todos con la intención de asomarse al otro lado de esa muralla china que algún chino edificó en las mentes de todo lo que a chino se refiere. Así ese dragón. Habrá qué ver si las otrora grandes potencias caídas regresan a un nuevo auge.

Habrá qué ver si los inventos descendientes en línea directa o indirecta de la famosísima polvora china no nos covierten a todos en polvo de estrellas, que se supone es lo que somos o lo único que conocemos a través de los elementos conocidos. Mejor optemos por los polvos a la española y dejémonos de chingaderas...

"Make love, not war"
John Lennon