Punto de com a

miércoles, septiembre 10, 2003

Palabras bandidas

Auxilio, un signo de interrogaci?n amenaza mi acentuaci?n, mis palabras no sonar?n como lo que son. Muchas letras decidieron enmascararse y ocultar su identidad. el signo de interrogaci?n como el pasamonta?as, el paliacate de la nariz para abajo o la media de mujer en rostro de hombre que aplasta la nariz y desvanece la mirada desconfigurando el rostro y atontando a los fisonomistas. El bot?n son los acentos y las v?ctimas son ustedes.

A la caza del fantasma de Páramo


No quiero aparecer en esta pantalla como cursi reivindicador de los sentimientos patrióticos que supuestamente habrían de brotar en nosotros -axolotes, roger Bartra dixit- mexicanos, pero el país nos reclama a todos. México necesita que su gente, de nacimiento o de simple convicción, haga algo para salir del egoísmo, de la culpa y del miedo.

El reclamo se aparece como las apariciones esas que narran la historia de Don Pedro Páramo en la mágica voz de Juan Rulfo con los fantasmas que rondan su obra. El Pedro Páramo hoy es el cacique que todos llevamos dentro, el que no batalla porque agandalla, el cabrón y medio que pone en su lugar a los cabrones y a los no tanto. El reclamo hoy es la consecuencia de esos Páramo que llevamos dentro, de los que toman y no dan y vuelven a tomar, de los que arrancan la raíz sin importarles que ese árbol que dejó de ser no dará frutos, ni comfortable sombra, ni ramas para columpio o nido de ave, nada. Un problema es que todos, en potencia tenemos algún gen del Pedro Páramo, está en el aire y se contagia fácilmente. el síndrome de Pedro Páramo: el Paramismo. Para-mismo, para mí. Los demás que se chinguen y puto el que se raje.

¿La cura? Locura, pero algo habrá, quizás cazar al fantasma de Pedro Páramo acabará con el paramismo. Lo difícil es que cazar a un fantasma nunca ha sido de lo más fácil. ¿Quizá es por eso que nos cuesta tanto trabajo acabar con el paramismo. Parte por parte.

La solidaridad es más que un fantasma para los paramistas -¿para los mexicanos?-, al menos los fantasmas son algo que existe en la literatura, y en lo que muchos creen, otros no tanto y otros nada, pero incluso estos últimos han escuchado de la posibilidad de que existan esos seres que fueron y que no son más, pero que dejan huella y la huella perdura como un eco de grito que se apaga conforme pasa el tiempo, conforme unos mueren y otros llegan y los primeros se convierten en fantasmas para los segundos. Los no vivos viven al menos en la memoria, la solidaridad parece no haber entrado nunca en la egoísta existencia del mexicano. Paz dijo algo parecido, somos unos hijos de la chingada habrá que cobrársela a quien se deje. Ay Malintzin, no te rajes.

El gandalla es el que pasa primero porque sus chichcarrones truenan, no importa que al pasar bloquee el paso a los demás y no pueda pasar él tampoco.