Soy.
Atrapado en la escritura de sí mismo.
Escritor.
Apagándose en la esperanza de la palabra que alumbra.
Existencia espectante, a la expectativa de mi propia sorpresa.
Vocación faetoniana a la que se busca freno elusivo de tragedia solar/temporal.
Soy.
Mirador que mira hacia adentro.
Cineasta en movimiento, en estudios y en anhelos.
Soy lo que soy.
Me busco y me reencuentro.
Memoria que me grita en silencio.
Palabra que caya para después, tocar.
lunes, agosto 28, 2006
lunes, agosto 21, 2006
Trascendencia de ingratitud y crueldad
La gente, queriendo o sin quererlo, puede llegar a ser cruel en proporción inversa a algo que pudo haber sido admiración y aprecio. Uno puede pasar años haciendo bien su trabajo y después, años después de méritos, entrar en una crisis y desmoronarse un poco y puede que entonces encuentre que los que antes le admiraban y apreciaban hayan convertido esa admiración y ese aprecio en duda, desconfianza, desdén y cierto desprecio e incluso enojo. ¿No es acaso eso una forma de crueldad?
¿Por tan poco que además fue inocente poco, van a verte con desprecio después de todo lo que les has dado?. Puede que sí. Así de ingrata es la gente, aunque queda la esperanza y la sabiduría de la gratitud de la vida misma, manifestada en enseñanza.
Mi serenidad es como la del lago, puede alterarse, mas no romperse. So Henry David Thoreau saith.
Y eso es, en lo trascendental está la respuesta, incluso la respuesta de la crueldad y la ingaratitud humanas.